Vanguardia y clase

La conciencia revolucionaria es la ideología revolucionaria, el cuerpo de ideas que expresa su superior autoconciencia como clase y que expone su programa de objetivos a cumplir. La ideología del proletariado es el Comunismo, entendido éste como la síntesis de la experiencia de su lucha de clase con los progresos más avanzados del saber universal. El Comunismo como ideología revolucionaria fue fundado por Marx y Engels y desarrollado por Lenin y la posterior experiencia de construcción del Socialismo. Todo este bagaje teórico debe ser llevado a la clase proletaria para que su movimiento o su lucha de clase se transforme en un movimiento o en una lucha revolucionaria. El proletariado es la clase de vanguardia de la sociedad moderna porque la historia le ha encomendado una misión emancipadora que hasta ahora nadie estaba en condiciones de realizar. El proletariado necesita, pues, una ideología de vanguardia, y esta ideología es la que le da el Marxismo-Leninismo, porque es la única teoría capaz de revelar al proletariado tanto el papel que debe cumplir y asumir como sus fundamentos científicos. El Marxismo-Leninismo o el Socialismo Científico es, por tanto, la ideología del proletariado, el Comunismo, y no alguna de esas teorías pequeñoburguesas radicales que compiten con él (por ejemplo, el llamado "comunismo libertario" o el comunismo de especímenes políticos como Anguita) para desviar al proletariado de su verdadero horizonte revolucionario. Porque la verdadera teoría revolucionaria sólo puede referirse a una clase, a la única clase verdaderamente revolucionaria. Quienes emponzoñan el comunismo con falsas ilusiones, quienes eluden el conocimiento del desarrollo social y el deber de utilizar sus leyes para empujar su progreso y lo sustituyen con falsas utopías, quienes niegan el papel protagonista del proletariado en ese progreso sustituyéndolo con vagas recetas espontaneístas o reformistas, son los primeros enemigos del Comunismo porque disuelven y eliminan lo que es esencial en él: su carácter de clase.

El Comunismo como conciencia de la clase proletaria es elaborado fuera de la clase, fuera de su movimiento. La ideología de vanguardia del proletariado debe ser asimilada por el sector de vanguardia del proletariado y luego debe ser llevada al resto de las masas obreras. Sólo así, sólo cuando la conciencia revolucionaria sea llevada al movimiento proletario, éste podrá transformarse en movimiento revolucionario.

El PC es, entonces, la unidad de la vanguardia proletaria con el movimiento obrero de masas, cuando este movimiento alcanza un nuevo estado de conciencia, el de la ideología revolucionaria, el del Comunismo. Pero la conciencia comunista no la adquiere el proletariado con su movimiento espontáneo, con ese tipo de movimiento que le convirtió en clase, que le ayudó a tomar conciencia de sus intereses económicos particulares. Ese nuevo estado de conciencia sólo le puede llegar desde fuera de la lucha espontánea que desenvuelve como clase. Esa nueva conciencia sólo puede aportársela su vanguardia, aquel sector de la clase que ha sido capaz de asimilar la concepción del mundo más avanzada, la concepción del mundo capaz de englobar todos los logros del pensamiento y del saber humano. Con su movimiento espontáneo, la clase obrera no puede superar el marco de la ideología burguesa, el salto cualitativo hacia la ideología comunista sólo puede darlo a través de su vanguardia.

Pero, para ello, el primer paso que debe dar la vanguardia es el de convertirse en parte de la Clase. Por las características intelectuales de la teoría comunista, que se basa en profundos conocimientos científicos, el obrero medio, debido a su desventajosa situación material en la sociedad capitalista, se encuentra prácticamente imposibilitado para adquirir, por sí mismo, esos conocimientos o, siquiera, la posibilidad de comprender profundamente la visión general de la ideología comunista. Esta peculiaridad explica que, en muchos casos, quienes se encuentran en condiciones de adquirir esos conocimientos y de comprender el Comunismo sean miembros de otras clases. Uno de los grandes logros de la lucha de la clase obrera fue el de obligar a la burguesía a generalizar la enseñanza de los hijos del proletariado, llegando a un nivel de formación bastante importante (enseñanza media), cosa que permitía a los futuros proletarios adquirir conocimientos más amplios y generales y, en consecuencia, a estar más en disposición de comprender el Comunismo. En la actualidad, sin embargo, la burguesía, probablemente debido a las condiciones de repliegue del movimiento obrero señaladas más arriba, está consiguiendo recuperar terreno en este campo, a través de la reforma de la legislación educativa en el sentido de que la enseñanza sea cada vez más técnica, especializada y parcial, sustrayendo de los programas las visiones integradoras de la realidad, sobre todo el marxismo.

En cualquier caso, el conocimiento de la ideología comunista requiere una actividad intelectual más o menos permanente, se sea o no de origen obrero, lo cual, en una sociedad clasista con una profunda división del trabajo, hace inevitable que se plantee la cuestión de la contradicción entre trabajo manual e intelectual. Teniendo en cuenta que este último es prácticamente monopolio de la clase dominante, de la burguesía, esa contradicción se plantea, objetivamente, como contradicción entre dos clases.

Por esta razón, el intelectual revolucionario, sea obrero o no, para convertirse en vanguardia de la clase debe formar parte de ella. No basta con proclamarse revolucionario, solidarizarse con los explotados y los oprimidos y presentarles un programa de emancipación; no es suficiente con querer emancipar a la clase proletaria. La historia ha dado muchos ejemplos, todos fracasados, de este método de liberación de la clase. El socialismo utópico es el más destacado de todos ellos. La diferencia definitiva entre el socialismo utópico y el científico, el marxismo, es que éste supo comprender que la emancipación de la clase no puede llegarle desde fuera, sino que tiene que ser una obra de autoemancipación del proletariado mismo. Y esto sólo es posible si quienes aportan a la clase trabajadora la ideología que le abra las perspectivas de su liberación son miembros de la propia clase, independientemente de su origen social. Sólo así podrán ser vanguardia proletaria - y, por tanto, parte de esta clase - , sólo así podrán actuar como verdaderos revolucionarios y no como bienintencionados reformadores.

La vanguardia se convierte en parte de la clase cuando se dirige hacia ella y se funde con ella en PC. De esta manera, se salvan las contradicciones antagónicas de naturaleza clasista entre la vanguardia y la clase, primero, y dentro del Partido después. Las diferenciaciones y divisiones del trabajo en el interior del Partido debidas bien a la necesaria centralización de la dirección política, bien a la especialización en el trabajo, adoptan, así, un carácter exclusivamente funcional, en absoluto jerárquico o social.

En definitiva, los primeros retos a los que deben enfrentarse los elementos políticamente más avanzados de la sociedad moderna, sus elementos revolucionarios, son los de estudiar, formular y asimilar la teoría de vanguardia en todos sus desarrollos, conseguir que ésta entre a formar parte del movimiento de la clase proletaria. Estos retos se resumen en una sola tarea: la constitución del PC.