La historia se repite una vez más

 1902, II Congreso del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia. La minoría no acata las decisiones de la mayoría, y saltándose el centralismo democrático dará un golpe de mano. Hoy día vuelve a ocurrir una vez más lo mismo.

            Diciembre de 2003, 6ª Conferencia del PCR. Por unanimidad, sin intervenciones prácticamente en contra, se aprueba la Nueva Orientación (el Plan para la Reconstitución del Partido Comunista). Después, durante un año, un sector minoritario del Comité Central (CC) obstaculiza la aplicación de la Nueva Orientación, y saltándose el Centralismo Democrático, ya  que su línea había sido derrotada, intenta desbancar al CC con un trabajo fraccionario y de zapa, por lo cual el jefecillo de ese sector de oposición es expulsado.

            Diciembre de 2004. El CC convoca una reunión lo más amplia posible para explicar a la organización la crisis. El sector minoritario convence mediante el engaño a un sector del Partido, que se niega a que el CC dé una explicación de lo ocurrido, abriendo así un proceso de escisión y liquidación política.

            En 1904, Lenin realizaba el balance del II Congreso y de los acontecimientos posteriores en el partido en su libro Un paso adelante, dos pasos atrás. En él, daba un repaso de la actividad de los mencheviques y denunciaba los actos de ilegalidad que conculcaban las reglas del ordenamiento interno de la organización proletaria, el Centralismo Democrático. Como la analogía con los recientes acontecimientos en el PCR son evidentes, y como tanto las infracciones a la legalidad proletaria como los argumentos para justificarlas son similares, de modo que podemos generalizar afirmando que se trata de comportamientos sintomáticos de toda actividad oportunista y liquidacionista infiltrada en el partido revolucionario, presentamos a continuación pasajes extraídos de esa obra junto con comentarios que puedan ilustrar el paralelismo histórico y político entre la experiencia bolchevique y la de los comunistas de nuestro partido [Al final de cada cita del libro de Lenin aparece la página de la que ha sido extraída según la siguiente edición: Lenin, Un paso adelante, dos pasos atrás. Ed. Progreso. Moscú, 1981].

Olvidar la diferencia que existe entre el destacamento de vanguardia y toda la masa que gravita hacia él, olvidar el deber constante que tiene el destacamento de vanguardia de elevar a capas cada vez más amplias a su avanzado nivel sería únicamente engañarse a sí mismo, cerrar los ojos ante la inmensidad de nuestras tareas, restringir nuestras tareas.” (Pág. 56).

            * En la propia 6ª Conferencia hubo algún militante que se negaba a ascender al nivel más alto ideológicamente, se negaba a estudiar más, y este jefecillo le apoyaba. ¿Es que tenía miedo de que le quitasen el puesto en el CC? Para este jefecillo lo mejor no es que la militancia estudie y aprenda a  pensar por sí misma. Al tomar el rumbo de dirigirse directamente a las masas, hace caso omiso del Marxismo-Leninismo; la inmensa tarea de reconstituir la ideología comunista la desecha, para conseguir simplemente unos parches dentro del capitalismo, negándose a  preparar el Partido de vanguardia.

El Congreso de nuestro Partido ha sido juez de algunas personas que aspiraban al puesto de dirigentes y han sufrido un fracaso. Y ahora estos representantes de la ‘minoría’ maldicen a sus jueces y tratan por todos los medios de desacreditar el Congreso, de aminorar su importancia y su autoridad.” (Pág. 7).

* El CC juzgó el estilo de trabajo de este ex-militante, por sus métodos conspirativos contra el CC, reuniones secretas, llamadas personales, descalificaciones etc., es decir, por sus formas de trabajo anticomunistas. Y ahora maldicen y tratan de desacreditar al CC y los acuerdos de la Conferencia.

Al hacerlo, expreso de un modo perfectamente claro y preciso mi deseo, mi exigencia de que el Partido, como destacamento de vanguardia de la clase, reúna el máximum de organización posible y sólo acoja en su seno a aquellos elementos que admitan, por lo menos, un grado mínimo de organización.” (Pág. 53).

* ¿Es posible tener en un Partido Comunista (PC), y menos en un CC, a un miembro que no lo respeta como el órgano superior de la organización y que va de autónomo (individualismo pequeño burgués)? ¿Es posible incluir en el PC a alguien que no respeta los acuerdos de la Conferencia, de su órgano supremo? Su expulsión estaba justificada.

Decía el camarada Pavlóvich, explicando mi fórmula a Líber- significa: Si quieres ser miembro del Partido, debes reconocer también las relaciones de organización, y no sólo de una manera platónica.” (Pág. 69).

* Aquí está claro que para ser militante del PCR hay que aceptar el Centralismo Democrático, y no hacer un trabajo conspirativo contra la mayoría de la organización. Si le sentó mal al jefecillo su expulsión del partido debería entender que fue por saltarse la relación de organización, es decir, las reglas de funcionamiento de un PC. La lucha debería haberla hecho bajo las condiciones del Centralismo Democrático, y no actuando a espaldas del CC, queriéndolo descalificar y eludiendo el debate ideológico como hizo.

Para el individualismo propio de intelectuales, que se manifestó ya en los debates sobre el artículo primero, descubriendo su inclinación hacia los razonamientos oportunistas y las frases anarquistas, toda organización y toda disciplina proletarias son un régimen de servidumbre. Pronto sabrán los lectores que también el nuevo Congreso del partido es para estos “militantes” y “funcionarios” del partido una institución feudal, terrible e insoportable para los “espíritus selectos” [...] Y, en efecto, es una “institución” terrible para los que quieren aprovecharse de su título de miembros del partido, pero que se den cuenta de que ese título no corresponde a los intereses del partido y a la voluntad del partido... La conducta de la minoría fue una constante insubordinación a los acuerdos del Congreso, una desorganización del trabajo práctico positivo.” (Pág. 149).

* En un principio parecía que el jefecillo tenía dificultades de tipo personal (familiares), pero después de su trabajo fraccionario (reuniones individuales, llamadas telefónicas, zancadillas al trabajo del CC, etc.) se fue viendo claramente que su problema era de tipo ideológico: no le interesaba seguir la línea del CC. Se iba quedando sin argumentos, su peso político se iba diluyendo en el CC, que le cercaba desde la vigilancia revolucionaria (le “oprimía”, decía este “espíritu selecto”), es decir, quería el titulo de miembro del CC y ser el gran jefecillo a toda costa, mentir, hacer trabajo destructivo, insultar etc. Como diría Lenin, esa insubordinación perjudica al partido.

Compuesta de oportunistas y gentes que odiaban a Iskra, la minoría destrozaba el partido, estropeaba, desorganizaba el trabajo, buscando venganza por la derrota sufrida en el Congreso y comprendiendo que, por medios honrados y leales (explicando las cosas en la prensa o en el Congreso), no lograría nunca refutar la acusación de oportunismo e inconsecuencia propia de intelectuales de que  había sido objeto el II Congreso. Comprendiendo su impotencia para convencer al partido, actuaban desorganizando al partido y entorpeciendo todo el trabajo.” (Pág.149).

* Como por medios legales tenía, esta minoría, perdida la batalla, quiso destruir el partido, como ya hemos dicho e insistimos, haciendo un trabajo destructivo, engañando a parte de la militancia, con las llamadas telefónicas entre otras cosas. Como con los argumentos ideológicos acusándonos de izquierdistas, no podía ser, empezaron con descalificaciones de tipo personal,  que si los miembros del CC se creían más que nadie, que eran unos intelectuales etc., sólo les faltó decir que se creían dioses. Echando la zancadilla para que la Nueva Orientación no saliese adelante.

No someterse a la dirección de los organismos centrales equivale a negarse a seguir en el Partido, equivale a deshacer el Partido, no es una medida de persuasión, sino destrucción. Y precisamente esta sustitución de la persuasión con la destrucción demuestra falta de firmeza de principios, falta de fe en las ideas propias.” (Pág. 156).

* Después de muchos fracasos de lucha entre las masas, y tras renegar de la línea del PCR, se han quedado sin rumbo, están a la deriva, no son capaces de defender honradamente sus principios, por lo tanto su trabajo es intentar destruir al Partido, como lo hacen los revisionistas. Saben que ideológicamente tienen la batalla perdida y sólo les interesa hacer daño, y así convertirse en una organización más al servicio de la burguesía.

Su propensión a la sicología de intelectual burgués, dispuesto tan sólo a ‘reconocer  platónicamente las relaciones de organización’; la facilidad con que se entregan a elucubraciones oportunistas y a frases anárquicas; su tendencia al autonomismo en contra del centralismo.” (Pág.5).    

* Su forma de actuar es la del típico intelectual que suelta el discurso a sus seguidores, pero sin opción al debate, poniendo a la asamblea como el órgano más alto, liquidando el Centralismo como forma imprescindible de la organización proletaria: sin discusión de documentos, solamente adoctrinamiento ideológico por parte del líder, y luego vuelta a casa.

[...] entonces sólo abogaban contra el ‘monstruoso centralismo’ aquellos a quienes no convenía.” (Pág.48).

* Como por lo legal y dentro del Centralismo Democrático, la línea revisionista y minoritaria tenían la batalla perdida, decidieron romper con el Centralismo haciendo un trabajo fraccionario de zapa, al margen del resto del partido, de su organización, pues sólo les interesa la clásica asamblea en la que uno dirige y nadie más piensa.

Ahora somos un Partido organizado, y esto entraña la creación de un poder, la transformación del prestigio de las ideas en el prestigio del poder, la sumisión de los organismos inferiores a los organismos superiores del partido.” (Pág. 159).

* Quisieron desacreditar al CC, por todos los medios para que no tuviese potestad para con las organizaciones inferiores, y así dar el golpe de mano, como ocurrió en diciembre de 2004. No acataron ni las decisiones del CC, ni de la 6ª Conferencia, cuando pudieron expresar su punto de vista. ¿Por qué callaron? ¿Por qué actuaron durante un año obstaculizando la labor del partido? Un punto más del Centralismo Democrático que se pasaron por encima.

 “Y si hay en las frases sobre burocratismo algún principio, si no son una negación anarquista de la obligación de la parte a someterse al todo, estamos ante el principio del oportunismo, que quiere disminuir la responsabilidad de ciertos intelectuales ante el Partido del Proletariado, debilitar la influencia de los organismos centrales, reforzar la autonomía de los elementos menos firmes del Partido y reducir las relaciones de organización a su reconocimiento meramente platónico, de palabra.” (Pág. 159).

* Negando que una parte se someta al todo, es decir, la minoría a la mayoría, están rompiendo con el Centralismo Democrático, y, por lo tanto, revisando el Marxismo-Leninismo, es decir, se van convirtiendo en revisionistas y así ellos mismos se van situando fuera del Partido. Pero no les basta con esto, prefieren seguir dentro haciendo a hurtadillas un trabajo fraccionario, y así intentar liquidar a la organización. Por lo tanto, vemos que también son liquidacionistas, lo cual va paralelo con el revisionismo, son inseparables.

El acuerdo de la Liga que rechazaba la resolución sobre la necesidad de someter sus Estatutos a la aprobación del CC era, como señaló en el acto toda la mayoría del Congreso del partido, ‘una flagrante violación de los Estatutos del Partido’, era un acto de puro anarquismo [...]. La negativa de la Liga a aceptar la resolución sobre la declaración del Comité Central que consideraba necesario modificar los Estatutos tuvo como consecuencia inevitable que se declarara ilegítima una reunión de una organización del Partido, y, al mismo tiempo, no someterse al organismo central de éste. Los adeptos de la mayoría abandonaron esta pretendida reunión de Partido para no participar en una indigna  comedia.” (Pág. 160).

* También todo esto ha sido una indigna comedia por parte de esta minoría, con sus reuniones aparte del Partido con ciertos militantes, con sus llamadas telefónicas, con las zancadillas al trabajo y a la organización, con sus insultos personales, y como colofón de su hazaña sustituyendo el Centralismo Democrático por un sistema asambleario, típico de cualquier partido pequeño burgués.