La batalla decisiva

Reproducimos a continuación el comunicado difundido por el Partido Comunista Revolucionario a los participantes en la Fiesta del PCE revisionista celebrada en septiembre de 2001.

Nuevo Orden Internacional, Pensamiento Único, Fin del Comunismo y hasta de la propia Historia, etc...Todas esas patrañas de la burguesía se están viniendo abajo.

La derrota del bloque socialimperialista al término de la Guerra Fría dio el tiro de gracia a los viejos movimientos populares dirigidos por el revisionismo, hegemónicos hasta entonces, y redujo momentáneamente la capacidad de resistencia de las masas en muchos lugares. Las potencias imperialistas vencedoras han aprovechado tales circunstancias, coludiéndose, es decir, uniéndose para extender su dominación explotadora a la antigua zona de influencia soviética, para intensificar su yugo neocolonial en el “tercer mundo” y para acelerar su ofensiva neoliberal contra las conquistas obreras (liquidación del “Estado de bienestar”, privatizaciones, desregulación laboral, etc.). Como consecuencia lógica de todo ello, se ha ido recuperando la combatividad de las masas.

En los países oprimidos, se suceden huelgas, movimientos campesinos e insurrecciones. Aun más importante, en Nepal, Filipinas, Perú, India,..., se libran pujantes guerras populares dirigidas por verdaderos partidos comunistas que apuntan a destruir al imperialismo, sirviendo a la Revolución Proletaria Mundial; mientras, en otros países, se desarrollan los preparativos para tales guerras revolucionarias mediante la reconstitución de partidos comunistas.

En los países imperialistas, como España, los obreros prosiguen su resistencia, lastrados por el entreguismo de sus dirigentes oportunistas. A su lado, viene creciendo un movimiento de jóvenes, de intelectuales y de las masas trabajadoras más explotadas contra la globalización. Por primera vez desde los años sesenta, en Occidente, cientos de miles de activistas plantean que hace falta un cuestionamiento general y radical del capitalismo, en lugar de ilusionarse con su reforma.

Para remate, todo parece indicar que, después de una década de grandes negocios, la economía capitalista globalizada se precipita hacia una crisis tal, que no se vislumbra ninguna potencia capaz de ejercer de locomotora para reactivarla, como sí la hubo en anteriores ocasiones. Esta situación agudizará y pondrá en primer plano las contradicciones entre los imperialistas (apuntando hacia otra guerra mundial mucho más devastadora), aumentará la explotación y la opresión que ya sufren las grandes masas de la humanidad y, por consiguiente, crecerá su propia respuesta combativa. Incluso se verán afectadas las capas más acomodadas de la clase obrera. Se acerca, pues, la batalla decisiva.

¿Con qué armas contamos?

Para afrontar este combate aquí, las organizaciones de que disponemos hoy no nos sirven:

•  Los sindicatos, IU y otros , que representan realmente a los sectores aburguesados del proletariado, se prosternan ante lo más atrasado del pueblo y sólo son capaces de ofrecer reformas que repugnan a los más conscientes y luchadores porque no hacen más que prolongar el sufrimiento de la mayoría; además, predican el pacifismo para tranquilizar a los poderosos, en lugar de preparar a las masas para la guerra revolucionaria que necesitarán librar para emanciparse.

•  El anarquismo , con su más contundente anticapitalismo y su antiautoritarismo dirigido esta vez justamente contra las viejas estructuras dirigentes traidoras, ha contribuido poderosamente a revitalizar el movimiento popular. Sin embargo, poco más podrá aportar debido a sus limitaciones, puestas de manifiesto muchas; veces por la experiencia histórica: su oposición a la dirección de las masas proletarias por su vanguardia revolucionaria, es decir, su oposición al Partido Comunista; su negativa a participar en la lucha política; su aspiración a alcanzar el Comunismo espontáneamente y de la noche a la mañana, sin comprender la necesidad de un largo proceso revolucionario tras la destrucción del Estado burgués y su sustitución por la Dictadura del Proletariado hasta la eliminación de las clases y de todas las divisiones opresivas de la sociedad y, con ello, la extinción de cualquier forma estatal y política; su rechazo al centralismo, limitando la socialización a pequeñas colectividades, lo que conserva el régimen mercantil y sus consecuencias desastrosas. En definitiva, su negativa a asumir el marxismo.

•  El trotskismo (con sus múltiples variantes, incluidas las más anarquistas: el bordiguismo del PCI y el “comunismo de izquierda” de Acción Proletaria y la Corriente Comunista Internacional) ha experimentado cierto crecimiento, parasitando al calor de la reciente crisis del movimiento comunista y de la propaganda burguesa antiestalinista que la ha acompañado. Recoge ciertos aspectos del marxismo, pero sus peculiaridades lo vuelven incapaz de conducir al proletariado al poder y a la construcción del socialismo, como lo prueba la historia del movimiento revolucionario: rebaja la exigencia de constituir un partido proletario revolucionario independiente, conformándose con la teoría socialdemócrata de un gran partido “obrero” con una corriente marxista en su seno; niega la alianza estratégica de la cIase obrera con el campesinado, esencial en los países oprimidos, y las revoluciones democrático-nacionales en ellos como parte de la Revolución Proletaria Mundial; opone la prédica abstracta de ésta al único modo concreto en que puede realizarse, es decir, mediante la ruptura de la cadena imperialista por el eslabón más débil, y rechaza, por consiguiente, la construcción del socialismo “en un solo país” como sólida base de apoyo al servicio de la revolución mundial; sigue sirviendo a la reacción como ariete “izquierdista” contra la teoría, la historia y la organización de los comunistas. En definitiva, su “marxismo” sesgado y, a la vez, dogmático le impide asumir el leninismo, como desarrollo superior.

•  Los viejos grupos “marxistas-leninistas” fueron incapaces de romper totalmente con el revisionismo y, por tanto, de fundir la política revolucionaria con el movimiento obrero, y han degenerado ya en reformistas que se niegan a luchar directamente por la Revolución Socialista Proletaria, para subordinarse a la izquierda pequeñoburguesa. El PCPE poco se diferencia del PCE-IU; la UCE , con su negocio periodístico, ha llevado su adhesión a la oportunista “teoría de los tres mundos” hasta la prédica del más reaccionario social imperialismo español; la O.C. Octubre , que ya se limita a reivindicar la república burguesa, sigue la línea hoxhista de defensa cerrada de Stalin, sin aprender de sus errores, oponiéndose a continuar el desarrollo del marxismo-leninismo; frente al reformismo legalista y parlamentario de los anteriores, el PCE(r) representa la vertiente opuesta, es decir, el reformismo armado, con terrorismo individual, con una lucha armada que no es de masas.

La necesidad de reconstituir el Partido Comunista

En los pocos años que lleva existiendo, el PCR centra su lucha en el objetivo de reconstituir un verdadero Partido Comunista, teniendo presente la experiencia del movimiento revolucionario. Esto significa romper con el revisionismo y asumir el marxismo-leninismo en general, y sobre todo en un aspecto concreto que es el principal : la comprensión de la importancia y verdadera naturaleza del PC y, por ende, de los requisitos y tareas para su reconstitución. El PC es imprescindible para conducir al proletariado a la revolución, pero no puede ser una organización ajena a él, ni siquiera es solamente la organización de su sector de vanguardia: es ésta más sus vínculos con las grandes masas obreras, es la forma superior de organización del proletariado como clase, cuando ésta ya se ha puesto en marcha hacia el Comunismo. Por eso, la lucha por reconstituir el PC no es previa ni distinta al desarrollo revolucionario del propio movimiento obrero, sino que supone la primera etapa de la revolución. La segunda etapa conducirá al proletariado ya constituido en Partido Comunista a la conquista del poder político. Y la tercera etapa lo llevará, a través del desenvolvimiento de la revolución socialista, hasta el Comunismo.

En el PCR, hemos comenzado con el estudio de las obras fundamentales de Marx, Engels y Lenin, aplicando sus enseñanzas a la lucha contra las políticas revisionistas y difundiendo a las masas las correspondientes bases políticas revolucionarias. Por lo demás, el movimiento comunista internacional está saliendo de su mayor crisis, motivada por la restauración del capitalismo en los países que fueron socialistas; así pues, necesitamos un correcto balance de la primera ola de revoluciones proletarias (de Octubre a la Gran Revolución Cultural Proletaria), con el fin de desarrollar el marxismo-leninismo como arma teórica para la definitiva emancipación de la humanidad. Realizar tal investigación es nuestra actual tarea primordial, antes de pasar directamente a la lucha por conquistar, para la causa del Comunismo, al conjunto de la vanguardia del proletariado; es decir, a la lucha por elevar los actuales movimientos de resistencia limitados y fragmentados hasta converger en un único torrente por la revolución socialista; en definitiva, a la lucha por culminar el proceso de Reconstitución del Partido Comunista.

 

¡Ningún comunista al margen de este combate decisivo!

También los comunistas que militan en organizaciones revisionistas como el PCE-IU deben y pueden contribuir a la Reconstitución del Partido Comunista. Hay que sacudirse el derrotismo inculcado y sumarse a las tareas señaladas. Hay que formar Fracciones Rojas en las viejas organizaciones, que lleven hasta el máximo desarrollo político y orgánico la lucha contra el revisionismo. Hay que establecer contacto, discusión y unidad de acción con el PCR y todos los demás destacamentos que defiendan esa línea, hasta forjar una única organización que reconstituya el Partido Comunista.

 

¡ Viva la lucha por la Reconstitución del Partido Comunista! 

¡Abajo el revisionismo!

¡Viva el marxismo-leninismo! 

¡Desarrollar la lucha de la clase obrera en función de la Revolución Socialista en España, sirviendo a la Revolución Proletaria Mundial! 

¡Por la Dictadura del Proletariado, para construir el socialismo mediante

sucesivas revoluciones culturales, hasta alcanzar el Comunismo con el conjunto de la Humanidad !

 

Septiembre de 2001